Cuesta Blanca, Tamasopo, San Luis Potosí

Qué magníficas experiencias nos guarda la vida.

Visitar la comunidad de Cuesta Blanca en el Municipio de Tamasopo, conocer sus formas de trabajo y sus barros naturales, la forma de extracción y preparación de barro, la construcción de piezas y decorados, sus hornos, los paisajes y caminos de brecha, su sierra, etc... todo eso nos encantó, pero lo más valioso fue conocer al grupo de artesanas alfareras, a Verónica y Terenelly que como buenas anfitrionas, estuvieron con nosotros esos escasos 3 días.

Tamasopo se conoce por sus hermosas cascadas, de ahí su nombre, que deriva del vocablo Tének que significa "agua que cae”, es la puerta de entrada a la Huasteca Potosina y cabecera municipal del Municipio del mismo nombre, se encuentra a 3 horas de la Capital del Estado S.L.P. por la carretera Rio verde-Cd. Valles

El pasado 26, 27 y 28 de noviembre, estuvimos en Cuesta Blanca, a hora y media de Tamasopo, por un camino de brecha y terracería que Verónica conoce de maravilla, al igual que a todo el que se encuentra en el camino.

Esa fue nuestra primera y excelente impresión.

El objetivo de nuestro viaje era una capacitación en torno a técnicas de cerámica para el grupo de alfareras. Fue nuestro primer acercamiento a la comunidad, sus barros, técnicas y sobretodo modo de vida.

Un compromiso personal y profesional, en cuanto al acercamiento con las artesanas con sus costumbres y tradiciones, es trabajar en conjunto con ellas con aspectos innovadores que puedan apropiarse e implementar en sus productos.

Al llegar a la comunidad nos encontramos con dos grupos de alfareras, cada una con su historia y fuerza propia, pero al instalarnos en el espacio destinado para la capacitación algunas de las fricciones existentes se suavizaron, sobre todo por la forma en que trabajamos, todas alrededor de la mesa.

El taller de cerámica es un espacio de buen tamaño que cuenta con dos mesas de trabajo, pocas sillas, estantería para guardado de piezas, y un horno de gas, que a la fecha no han utilizado. Todo lo que tienen lo han ido adquiriendo poco a poco.

Y así iniciamos. A disponer un poco el mobiliario para trabajar, y a repartir de la pasta que desde San luis habíamos llevado por si ellas no tenían de la pasta de la región.

El primer día trabajamos con la pasta comercial que nosotros usamos en el taller. Es una pasta muy fina por su procesamiento industrial, a lo que ellas mostraron un gusto inmediato.

La pasta que ellas utilizan en sus productos está compuesto de un barro que recogen directamente de los yacimientos que existen en el lugar, es un barro blanco muy bonito y que identifica a la alfarería del lugar de Cuesta Blanca.

La extracción del barro es en húmedo y lo dejan secar para su almacenamiento, ya que en ocasiones el rio dura muchos años crecido y no tienen acceso para su extracción.

Ya en seco, como piedra de lodo, lo pulverizan. Algunas tienen molino en sus casas o bien con piedras.

Existe otro yacimiento de piedra, que ellas le llaman "yeso" que por sus características lo identificamos nosotros como piedra de sílice. También la pulverizan para mezclarla con el barro de origen.

La textura de su pasta depende del grado de molienda que tengan con sus tierras, nunca será tan tersa como la industrial, pero entre ellas se nota la diferencia de sus pastas.

La técnica que emplean es completamente manual, realizan primeramente una tortilla gruesa de pasta y la colocan en un molde con un "nylon", de ahí inician la pieza que quieran desarrollar con el uso de "churros" que van uniendo a la pieza base. Posteriormente lo pulen con un ocote pequeño (aquí en la sierra, el maíz se da de tamaño pequeño).

Posterior a eso, bruñen las piezas con una piedra o suela de zapato. En este fase, la pieza es muy frágil por estar aún cruda. El bruñido cierra cualquier porosidad en la pieza y le brinda un brillo especial.

Ya la pieza bruñida, la decoran con óxidos y pigmentos también de la región.

Las artesanas de mayor edad trabajan sobre sus rodillas o en cualquier lugar que encuentren para elaborar sus vasijas.

Cada una realiza sus quemas en sus casas, cada artesana tiene su horno, incluso en la misma casa puede haber varios hornos, uno por cada artesana que viva en la vivienda.

Las piezas que realizan tienen características que distinguen esta alfarería de otras:

El color blanco de la pasta.
Los grafismos que utilizan, que aunque no son idénticos, si se observa rasgos y trazos similares: flores, y cazuelas zoomorfas.
El tipo de productos, loza utilitaria, candelabros, jarras y fruteros.

Lo más interesante es esa característica "acariciable" de sus vasijas. Al estar elaboradas totalmente con las manos, los dedos en todas sus posiciones dejan el rasgo y la huella de su creadora. Al tener estas vasijas en las manos, es instintivo que la acariciemos, siguiendo la trayectoria de su elaboración.

Esta comunidad de alfareras tienen un gran potencial de trabajo.

Superaron con creces las expectativas que llevábamos para estos tres días de intercambio.

Reconocieron que la pasta más triturada, permite mejores acabados. Aprendieron a realizar herramienta personal que les ayuda a modelar y escarbar.

Se sorprendieron con el uso de sellos y aprendieron a hacer los propios.

Realizaron un nuevo producto en una mañana, fue impresionante cómo elaboraron, sobre una muestra que les habíamos llevado, cada una su propia versión.